Sin Remos, con alas

Era el tiempo de la inocencia,

de barriletes al viento y pelotitas de medias,

donde la vida viajaba, sin remos, con alas,

en un barco de papel.

 

Era el tiempo de la pureza,

de tardes interminables bañándonos en el río,

saltando desde aquel vado, volando, flotando

en cámaras de camión.

 

Era el tiempo de construir

juntando piedras y musgo la olla más grande del mundo,

o alguna choza en el monte, refugio, misterios

indescifrables por siglos.

 

Era el tiempo de compartir

criollos y mate cocido sentados bajo el nogal,

el barrio y una pelota, pinchada y sobraba

para jugar los domingos.

 

Era el tiempo para creer,

sin dudar ni una palabra en las historias del tío,

para dormirse esperando, con pasto, con agua,

a esos camellos cansados.

 

Es el tiempo de la nostalgia,

el de la dicha perdida, que nos obliga a elegir,

encuentro de los caminos, andados, futuros,

donde se vuelve a nacer.

 

¿Será que uno crece o el mundo se nos achica?

 

Letra: Luciano Planté

Música: Luciano Planté y Julio Santanatoglia